Puente de San Pedro

El Puente de San Pedro se alza majestuoso sobre la unión de los ríos Tajo y Gallo, en un lugar de singular belleza perfecto para disfrutar de un refrescante baño en verano. Pero la unión de estos dos ríos no solo genera un paisaje de ensueño, sino que también tiene consecuencias ambientales fascinantes.

Cada río, en su recorrido, atraviesa zonas con rocas distintas, lo que se traduce en una composición del agua muy diferente. En periodos de lluvias intensas, cuando ambos ríos aumentan su caudal y fuerza, se produce un espectáculo cromático sin igual.

El Gallo, arrastrando arenas y arcillas de su cauce, se tiñe de un intenso color rojizo. Mientras tanto, el Tajo, cargado de arenas y partículas de caolín, se vuelve blanco como la leche. Al juntarse en el Puente de San Pedro, estas aguas de colores tan dispares crean un tramo único donde cada orilla del río luce un tono diferente. Un capricho de la naturaleza donde ambos cursos fluviales parecen empeñados en mantener su propia identidad.

Y si buscas lugares mágicos que explorar en las inmediaciones, te acompañamos a lugares como el Mirador del Tajo, la cascada de la Escaleruela o el Castillo de Alpetea.